La diverticulosis se refiere a la formación de pequeños sacos o bolsas en la pared del intestino grueso, principalmente en el colon sigmoide. Aunque no se conoce su origen exacto, se ha asociado con dietas bajas en fibra. Cuando estos divertículos se inflaman o infectan, se desarrolla la diverticulitis, una condición que requiere atención médica urgente. La gravedad de la diverticulitis puede variar desde casos leves, que pueden ser tratados en casa con medicamentos, hasta casos agudos o graves que requieren cirugía de emergencia.
En muchos casos, los divertículos son asintomáticos, pero en algunos casos pueden provocar hemorragias rectales graves. La diverticulitis aguda se caracteriza por dolor en la parte inferior izquierda del abdomen, malestar general y fiebre. En casos más graves, puede producirse una peritonitis, una infección abdominal potencialmente peligrosa.
Cuando se produce una hemorragia grave o después de dos episodios de diverticulitis leve, se puede recomendar la cirugía. El procedimiento quirúrgico implica la extirpación de la parte del colon afectada por los divertículos y la reconexión de los extremos intestinales. En muchos casos, esta cirugía se realiza mediante laparoscopia, una técnica menos invasiva.
Sin embargo, el enfoque quirúrgico para tratar la diverticulitis puede variar según la gravedad de la enfermedad. Puede implicar el drenaje de un absceso para limpiarlo de pus y sangre, la resección de una parte del colon o la realización de una colostomía temporal, que consiste en desviar una parte del colon a través de la pared abdominal para recoger las deposiciones en una bolsa externa.