La gastroenteritis, a menudo conocida como "gripe estomacal", es una afección común que afecta el sistema gastrointestinal. Se caracteriza por la inflamación del revestimiento del estómago y los intestinos, generalmente causada por infecciones virales o bacterianas, aunque también puede ser provocada por intoxicación alimentaria o reacciones adversas a ciertos medicamentos.
La gastroenteritis puede afectar a personas de todas las edades y puede ser altamente contagiosa, propagándose a través del contacto con personas infectadas, alimentos o agua contaminados.
Los síntomas típicos de la gastroenteritis incluyen diarrea, vómitos, dolor abdominal, cólicos, fiebre, náuseas y debilidad general. Estos síntomas pueden variar en intensidad y duración, y a menudo resultan en deshidratación debido a la pérdida de líquidos corporales.
El tratamiento de la gastroenteritis depende de su causa subyacente. Si la gastroenteritis es de origen viral, generalmente se resuelve por sí sola en unos pocos días y se centra en mantener una hidratación adecuada para prevenir la deshidratación. En casos más graves o prolongados, pueden ser necesarios medicamentos antidiarreicos o antieméticos para aliviar los síntomas.
Cuando la gastroenteritis es de origen bacteriano, los médicos pueden recetar antibióticos específicos para tratar la infección. La prevención es fundamental, y se recomienda un buen saneamiento, una adecuada manipulación de alimentos y la vacunación en casos de infecciones virales prevenibles.
La gastroenteritis suele ser una enfermedad autolimitada, pero en casos graves o en personas con sistemas inmunológicos comprometidos, puede requerir atención médica más intensiva. La reposición de líquidos y la nutrición adecuada son esenciales para una recuperación exitosa y para prevenir complicaciones.