La pancreatitis biliar es una inflamación del páncreas que se produce como resultado de la obstrucción de los conductos pancreáticos debido a cálculos biliares. Los cálculos biliares son depósitos endurecidos de material que se forman en la vesícula biliar, un órgano ubicado debajo del hígado que almacena y libera la bilis para ayudar en la digestión de las grasas. Cuando un cálculo biliar bloquea el conducto biliar común, que conecta la vesícula biliar con el intestino delgado, puede causar una acumulación de bilis en el páncreas, lo que lleva a la inflamación.
La pancreatitis biliar puede ser aguda, lo que significa que es de inicio súbito y suele ser de corta duración, o crónica, lo que implica episodios recurrentes de inflamación del páncreas con daño a largo plazo.
Los síntomas de la pancreatitis biliar pueden variar en gravedad, pero a menudo incluyen dolor abdominal intenso en la parte superior del abdomen, náuseas, vómitos, fiebre y sensibilidad abdominal. Los síntomas suelen aparecer poco después de una comida rica en grasas, ya que la ingesta de alimentos puede estimular la liberación de bilis y empeorar la obstrucción.
El tratamiento de la pancreatitis biliar puede incluir hospitalización para controlar los síntomas, ayuno para permitir que el páncreas descanse y medicamentos para aliviar el dolor y reducir la inflamación. En algunos casos, puede ser necesario realizar una cirugía para extirpar la vesícula biliar (colecistectomía) para prevenir futuros episodios de pancreatitis biliar.
El pronóstico de la pancreatitis biliar depende de la gravedad de la enfermedad y de cuán pronto se reciba tratamiento. En la mayoría de los casos, la pancreatitis biliar aguda se resuelve con el tratamiento adecuado, y los pacientes pueden recuperarse por completo. Sin embargo, en casos graves o crónicos, la enfermedad puede tener consecuencias más graves y requerir un manejo a largo plazo.
La prevención de la pancreatitis biliar implica la gestión de los factores de riesgo, como la obesidad y una dieta alta en grasas, y la consulta médica si se experimentan síntomas de cálculos biliares, como dolor abdominal intenso o cólicos. La detección temprana y el tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones graves.