La terapia de varices esofágicas es un conjunto de procedimientos médicos utilizados para tratar y prevenir el sangrado de las varices presentes en el esófago. Las varices esofágicas son venas dilatadas y anormales que se desarrollan en el revestimiento del esófago debido a la presión aumentada en la vena porta, que conecta el intestino y el hígado. Estas varices pueden ser el resultado de condiciones médicas subyacentes, como la cirrosis hepática.
Las varices esofágicas se asocian comúnmente con enfermedades hepáticas crónicas, en particular la cirrosis. La cirrosis hepática puede aumentar la presión en la vena porta, lo que a su vez puede llevar al desarrollo de varices esofágicas. Otras causas incluyen trombosis de la vena porta, enfermedades cardíacas y obstrucciones venosas.
Las varices esofágicas en sí mismas generalmente no causan síntomas hasta que se produce un sangrado. Cuando ocurre el sangrado, los síntomas pueden incluir:
El tratamiento de las varices esofágicas tiene como objetivo prevenir el sangrado o detenerlo si ya ha ocurrido. Las opciones de terapia incluyen:
Las personas con varices esofágicas generalmente requieren seguimiento médico regular, especialmente si tienen factores de riesgo subyacentes como cirrosis. La prevención y el manejo de las afecciones subyacentes, como la cirrosis, son fundamentales para evitar la recurrencia de las varices.
La terapia de varices esofágicas es importante para reducir el riesgo de sangrado potencialmente mortal y mejorar la calidad de vida en personas con enfermedades hepáticas crónicas u otras condiciones que aumentan el riesgo de desarrollar varices en el esófago.