El cáncer gástrico es una enfermedad con alta tendencia a diseminarse y su origen aún no está completamente claro. Se conocen factores ambientales, como dietas ricas en alimentos ahumados y salados, pobres en frutas y verduras, el tabaquismo y la infección por Helicobacter pylori, así como factores genéticos, que influyen en la aparición de este tipo de cáncer.
Los síntomas del cáncer gástrico son inespecíficos y suelen aparecer cuando la enfermedad ya está en una etapa avanzada, lo que dificulta su diagnóstico temprano. Los síntomas más comunes incluyen falta de apetito, dolor y malestar abdominal, y anemia (presencia de sangre en las heces). En etapas más avanzadas, también puede haber dificultad para tragar y vómitos.
El tratamiento del cáncer gástrico requiere un enfoque médico-quirúrgico y una estrecha colaboración entre gastroenterólogos, oncólogos, radiólogos y cirujanos digestivos. Dependiendo del estadio de la enfermedad, se puede administrar quimioterapia antes de la cirugía.
La intervención quirúrgica implica la extirpación parcial o total del estómago y del tejido linfático circundante. Es una cirugía agresiva que generalmente requiere al menos una semana de hospitalización, aunque la duración de la estancia depende de la recuperación del paciente. En algunos casos, cuando el tumor gástrico es de tamaño reducido, se puede recurrir a la cirugía laparoscópica, que es menos invasiva y requiere menos tiempo de recuperación postoperatoria.